miércoles, 24 de julio de 2013

Mi abuela, ejemplo de fortaleza y serenidad.







Para mí la suerte y el regalo más grande que me ha dado la vida, ha sido la de tener a mi abuela. Yo fui la cuarta hija y muchas veces me cuidaba. Los mejores recuerdos que tengo de ella es cuando ambas estábamos sentadas, sin decir nada, sintiéndonos muy a gusto y felices de estar juntas.

Pero lo que más me sorprende de ella, es la aceptación que tiene de lo que la vida le presenta; la serenidad y fortaleza con la que ha vivido los momentos difíciles y el ojo clínico para conocer a la gente.  
 

 
 
 Tiene el porte de una mujer de 40 años que tiene toda la vida por delante, aunque tiene 90. Vivió muy de cerca la época de los Cristeros, perdió a dos hijos y a su esposo.
 
 
 
 
Ella dice “He pasado épocas difíciles pero todo lo he superado y se lo atribuyo a que tuve una infancia muy feliz, una juventud vivida con mucha alegría con mis papás y mis hermanos. Nuestros papás nos enseñaron a tener buen trato con todos y eso me da mucha alegría y satisfacción y ganas de seguir viviendo.” Si de algo se llega a quejar es que la gente sea negativa o quejumbrosa. Se sienta a comer en la mesa y así le den un filete mignon o unos tacos al pastor, lo disfruta y se abstrae en la tarea.
 

Para ella su familia es su máximo orgullo y las dificultades de la vida son algo inevitable y está convencida de la importancia de tener una buena actitud, lo que probablemente ha hecho que tenga una buena salud.
 
 
 

Viendo su fortaleza y la de tantas otras como ella que han vivido muchas cosas durísimas, me pregunto
¿Por qué las generaciones como la mía somos tan débiles, tan poco objetivas? ¿Será porque no hemos sufrido y no valoramos lo que ellos?


Me quiero volver a sentar junto a ella como cuando era una niña y nada más disfrutar de su compañía, sonreírle a la vida y que me llene de su fortaleza y serenidad para aceptar todo lo que la vida me presente.


Por Laila Aboumrad









lunes, 22 de julio de 2013

Matrimonio… ¿camino de felicidad?



¿Será? Pues no es lo que generalmente se escucha en las reuniones, en el gym, en los desayunos, jugando dominó o tomándonos un cafecito con las amigas o una cervecita con los cuates...


Lo que más bien se escucha hoy es: “cero apoyador, detallista y comprensible que es el marido, lo poco tierna y sexy y lo demasiado habladora que es la esposa”

 
Ah, y por supuesto no falta el consejo de los “sabios” sobre las broncas en el matrimonio cuya lógica es que “la  más fácil solución es el divorcio”,  “mira cuántos han pasado por eso y viven felices”; “los hijos no llevan secuelas”.
Viendo las estadísticas, el divorcio ya se nos hizo algo común y normal. Te divorcias y no pasa nada….

La pregunta entonces sería: ¿Por qué se casa uno? Claro que para ser feliz!!! Y claro que uno lo hace por amor!!!   Entonces, ¿qué pasó?

Puede suceder que  creamos  que el matrimonio en un tiempo más o menos corto lleva a a una insatisfacción incontínua. Que sólo tenemos dos opciones: aguantar o separarnos.


 En algún momento empecé a cometer injusticia contra aquellos que sí son felices en su matrimonio, los que luchan y se esfuerzan cada día porque así lo sea, los que tal vez no lo predican con sus palabras pero sí con su propia vida. Mis sinceras disculpas.

¿Qué será lo que hacen estas parejas, estos hombres y mujeres, que les permite vivir un matrimonio feliz y satisfactorio?


 Podríamos comparar el matrimonio a un viaje. Uno no sale a un viaje largo e importante sin prepararse y planearlo con anterioridad. No vayamos a terminar como tantos coches de vacacionistas ocasionales que apenas pasaron los primeros 20 kilómetros y se quedaron parados porque se les descompuso el carro. 

Serían tal vez aquellos  que se divorcian poco después de haberse casado. Sin preparación previa, es poco probable que el viaje sea un éxito y un placer; experiencia y aventura de vida para todos.


Asegúrate del buen estado de tu vehículo, pues para el matrimonio se necesita madurez.  Conocer muy bien con quién vas a viajar; no podrás dejarlo en un desierto a medio camino o dejar de conducir y bajarte tú donde quieras.

Necesitas saber bien cuál es tu destino y qué camino elegirás para alcanzarlo, porque en la vida uno puede elegir entre muchos caminos. Hay autopistas y caminos de pueblito, cada uno puede tener su encanto y su momento.

Usa para elegir el GPS de tus valores, tus sueños y sobre todo, el proyecto común diseñado y acordado con tu compañero de viaje.  No olviden elegir siempre con amor.

Hay momentos en la vida en los que uno necesita velocidad, por ejemplo cuando sientes que el trabajo u otras ocupaciones se están anteponiendo a tu familia, la autopista de prioridades te llevará a lo importante. 

Pero a veces necesitarán ir más despacio o inclusive detenerse para disfrutar del paisaje y de la belleza alrededor; disfrutar el tiempo juntos, platicar, abrazarse, recibir y ver crecer a los hijos, dedicarse a ellos con amor y entrega.

No olvides empacar bien. Una vez en camino no hay forma de regresar. “Apaga el gas” de cualquier resentimiento o herida de tu vida anterior del viaje, arregla los pendientes no resueltos y cierra muy bien las puertas del pasado. Reitero, la preparación del viaje es la mitad de su éxito. No hay nada más importante para el matrimonio que un buen noviazgo en el que los futuros esposos aprenden a amarse, a hacer equipo y a estar dispuestos a tomar el volante cuando sea necesario.

Durante el viaje ambos tienen que estar dispuestos a manejar! No se vale que solamente uno maneje todo el tiempo, no sería ni prudente ni llevaría a un viaje satisfactorio. Podría ser egoísta estar disfrutando del viaje mientras el otro se cansa y desgasta conduciendo.

Hay situaciones en las que el cambio del volante es indispensable… como en caso de una enfermedad. Entonces, estar dispuesto y estarlo por amor. ¡No te hagas como que no obtuviste la licencia de conducir! Aunque luego hay aquellos o aquellas que muestran su egoísmo no queriendo prestar al otro “su” volante porque se creen los expertos o porque quieren llevar el control. Ella maneja cuando se trata de hijos, él cuando se trata de finanzas, ella cuando se trata de su familia, él cuando se trata de su tiempo libre que pasa con sus amigos, ¿Te suena?

No olvides atender los asuntos necesarios durante el viaje. Un coche no puede viajar sin gasolina ni mantenimiento. ¿Cuánto tiempo y recursos dedicas al “mantenimiento” de tu matrimonio? No se puede viajar sin parar. Recuerda, no siempre habrá gasolineras o tienditas en el camino. Aprende a prevenir, pues hay momentos en la vida que habrá carencias o problemas. En esos momentos no dudes en buscar ayuda. Es mucho lo que se puede hacer, hay personas que podrán ofrecerles apoyo.




 Lo más hermoso es compartir el viaje y la aventura con otros. Suban a los hijos a bordo. Cierto, el viaje se hace tal vez más exigente y cansado, pero la aventura y la alegría compartida entre todos será fuente de unión y amor en la familia.

Todo hombre, por naturaleza, quiere ser feliz. Todo matrimonio quiere y puede  ser feliz. ¿Cómo? Donación en vez de egoísmo. Quiero hacerte feliz en vez de quiero ser feliz. Amar primero en vez de esperar a ser amado. Servir, en vez de esperar a ser servido.



 Autor: Lucia Medelská

Maestría en Ciencias de la Familia

Universidad Anáhuac

Email: lucinkame@hotmail.com

miércoles, 17 de julio de 2013

ME DUELES, MÉXICO


Me dueles especialmente en los tiempos de elecciones.
Me duele ver a los dirigentes de los partidos con discursos  que descalifican a los otros, aún antes de se lleve a cabo la elección.
Escuchamos al presidente del PRD hablar del "cochinero", por supuesto, de otros partidos.
También al que encabeza el PAN con el discurso del "fraude", antes de que los ciudadanos salieran a las urnas. Discurso que hemos escuchado hasta en cansancio.
Vimos la exigencia del PRI de volver a contar los votos en Baja California, después de lo cual aceptaron su derrota.

Se dan alianzas estratégicas que han dado resultado electoral, pero con la dificultad de armonizar las encontradas ideologías.


Discurso que prevalece por días,  semanas y meses antes y después de la elección.
  Amenazas de impugnación, de abandonar el Pacto por      México, de condicionar aprobación de las reformas que son   urgentes para el país.
 
Me dueles cuando los partidos "ventilan" sus diferencias internas con insultos y descalificaciones, pero se unen para presentar un frente común en oposición a algunas reformas, sabiendo que que de ellas depende el futuro de nuestro país.

Nos preguntamos: estos políticos, ¿no son capaces de percibir el cansancio de los ciudadanos que estamos hartos de sus discursos, y su  falta de responsabilidad ciudadana?.
¿No se dan cuenta que con esas actitudes descalifican a las instituciones electorales, a la incipiente democracia que hemos ido logrando, a la participación ciudadana que emite su voto?

Si tienen verdaderas pruebas, que las presenten con seriedad a las autoridades correspondientes.

Si ganan la elección, que lo hagan con dignidad y no diciendo "a pesar del fraude, salimos victoriosos".
Si pierden, que tengan la nobleza de admitirlo, felicitar al triunfador, como sucede en algunos países y se sumen a trabajar unidos por México. ¿Algún día lo veremos?

Queremos leyes que se apliquen para todos por parejo y que los delincuentes y vándalos, los que cierran carreteras, los que destruyen propiedad pública y privada, sean sujetos a la aplicación de la ley.
 
Me dueles cuando los ciudadanos  nos sentimos desprotegidos, desorientados, ignorados, utilizados.

Los hombres y mujeres de México que día con día cumplimos con nuestro trabajo, fundando empresas, trabajando en la fábrica, enseñando en la escuela, atendiendo al público con cortesía.... -pónganle la ocupación que cada uno desarrolla- queremos vivir en un país ordenado, en paz y con oportunidades para todos.

Representantes de partidos, funcionarios y servidores públicos: los ciudadanos que pagamos impuestos sostenemos sus altas nóminas, los hemos elegido para servir al país y a los mexicanos, no para servírse de nosotros.
 
Hablen menos y trabajen más, unidos por México, por el grogreso del país y de todos los mexicanos.



                                        Atentamente
Un ciudadano responsable y comprometido con su país.