María Esther Ariño
Con la aceleración habitual
con que pasan los días, nos encontramos con la fiesta del “amor y la amistad”,
señalada por el comercio prontamente para que no se nos olvide, con cintas y
corazones rojos.
El día 14 de febrero, hay
festejos para los enamorados y las buena amistades. Es bonito, porque esos
sentimientos, enriquecen nuestra vida cuando son sinceros y de buena ley.
Dicen, y estoy de acuerdo,
que la amistad es un gran tesoro para el ser humano que haya podido encontrar
en su vida, una persona confiable y honesta con la que pueda compartir dolores
y alegrías.
La amistad, como una
hermosa planta, hay que cuidarla. El amor no se concreta a un sentimiento, lleva implícita una
específica actuación: buscar el mayor bien para la persona amada.
Es diferente el amar y el
querer. El que quiere está buscando, quizá sin saberlo, su propia satisfacción.
El que ama lo da todo sin esperar recompensa, es por eso que uno de los amores
más bellos y perfectos es el de los padres buenos, no hay sacrificio que los
detenga para dar amor y bienestar a los hijos, quizá sea ese amor el que más se
asemeja al de nuestro Padre Dios por sus criaturas.
El amor de los esposos,
como dice San Pablo: “Es paciente, no se irrita, todo lo espera, si perdona, si
olvida” y no acaba nunca.
Ese amor en el matrimonio
donde se ama procurando cada uno el bien y la felicidad del otro, ése, es el
verdadero amor.
Hay otros amores pero son
caricaturas, falsas copias, mero interés material o sexual, por eso hay tanto
fracaso en las relaciones que simplemente se “etiquetan” con el nombre de amor
sin serlo, donde cada quién está buscando su propio interés y conveniencia.
“Los suspiros son aire y van
al aire, las lágrimas son agua y van al mar, dime mujer, cuándo el amor se
olvida, ¿sabes tu a dónde va?” Así pregunta Gustavo Adolfo Bécquer en su
romántico verso, "Cuando el amor se olvida" en cualquiera de las escalas: novios,
esposos, padres, hijos o amigos, duele y duele mucho.
Y lo vemos y lo oímos en
las canciones que nos hablan de amor y desamor y en la trama de las obras
literarias y en las películas.
Hay muchas variantes del
amor en el corazón humano, lo importante es que esos amores sean donantes a la dicha
del ser que amamos
Hoy los hombres y mujeres
tenemos que rescatar desde el fondo de nuestro corazón, el amor a Dios y a nuestros semejantes.
Nuestro mundo lo necesita desesperadamente.