miércoles, 13 de agosto de 2014

AMAS A TUS HIJOS PERO, ¿ELLOS NO LO SABEN?

Por Laura Costas

Es indudable que todos los padres amamos a nuestros hijos de manera entrañable, pero también es muy cierto que el saber y poder comunicar el amor puede ser muy complicado.

Si ellos no saben que los amamos….. de nada sirve.

Sí así de dramático.
John Powell narra una historia que puede ilustrar esto muy claramente.
Un hombre, de 40 años   al que llamaremos Daniel, llega con el psiquiatra, ya que la muerte de su padre lo ha hecho caer en una depresión importante.
En la consulta, el doctor le pregunta si su infancia fue feliz, a lo que Daniel responde.
“Puedo decir que sí, tuve unos padres que me cuidaron, me educaron dentro de una exigencia rigurosa, una buena escuela y universidad, buen ejemplo y.. supongo que me amaron”.
- Entonces, pregunta el médico, ¿qué te trae por aquí?
“Mi padre acaba de morir, al velorio asistieron muchos de sus amigos y compañeros de trabajo. Uno de ellos me comentó todo lo que mi padre platicaba sobre mi vida, ni trabajo, mis éxitos, y lo orgulloso que estaba de que yo fuera su hijo.
Esto me dejó anonadado y me di cuenta de que en el fondo de mi corazón había una percepción dolorosa de que, por mucho que me esforzara, no le daba gusto, que no alcanzaba las metas que mi padre esperaba.
¡Lástima que nunca me dijo que estaba orgulloso de mí”!

En mi experiencia como educadora,  madre y asesora, leyendo y dando charlas sobre el tema, he aprendido que comunicar amor no es tan fácil como pareciera ser.
Aquí damos unas ideas que quizá puedan servirles.


 
 1.    El fundamento para comunicar amor, es que sea AMOR INCONDICIONAL. Amar a cada uno como si fuera el único, y amarlo tal y como es. Un niño que se siente amado de esta manera, responderá con mayor facilidad a la disciplina, aceptará las consecuencias de sus actos y desarrollará una personalidad segura de sí mismo y una buena autoestima.
2.    Nunca compares a tus hijos entre hermanos o con otros niños. Enséñalos  a luchar por superarse a sí mismos, no a compararse con los demás.
3.    Comunica tu amor con palabras de afirmación, “tú puedes”, “¡Qué bien!”, “te quiero”, “estoy orgulloso.”
4.    Cuando alguna conducta de tu hijo o hija no sea aceptable, establece consecuencias para la conducta. Pero no los culpes, olvida las frases de “tú siempre”, “tú nunca”, “eres flojo”, etc.
5.    Señala la conducta que no es aceptable, como “sabes que no debes pegar a tu hermanita” o “No respetaste la hora de llegada a casa” y establece la consecuencia adecuada a la falta y la edad de cada hijo. Como dice el dicho: “señala el pecado, no al pecador.”

6.   Respetando tu propio temperamento y 
el de cada uno, ten en cuenta que que 
el contacto físico es importante. Apapacha, abraza, besa, juega, da palmadas, lo que se te ocurra y esté de acuerdo también a la edad de cada uno.
7.    Expresa tus sentimientos: "me siento feliz...",  “me gusta cuando…”. “me molesta que..”, me enoja tu comportamiento”. Claro también escucha lo que él tiene que decir y lo que siente.
8.    Dedica tiempo especial a cada uno. Sí ya sé que trabajas mucho, que llegas a casa cansado, que son varios niños,  pero el dedicar un momento especial en que cada niño se sienta importante por sí sólo, lo hace sentir valorado y querido.

  9.   
Enséñalos a ser serviciales dando tú el ejemplo, tanto en casa como comprometiéndote en labores sociales de beneficio a la comunidad, apoyo a los menos privilegiados, lo que puedas. Es como tus hijos tendrán actitudes de servicio cuando vayan creciendo.

 10. Transmite tus valores y principios 
con enseñanzas, pero sobre todo con 
el ejemplo. Acuérdate que llega una edad 
en que los amigos y el grupo se vuelven factores de influencia muy importantes. Deben estar firmes en sus principios para tomar decisiones correctas.
11. Que en tu casa se viva un ambiente de cortesía y respeto. Las palabras “con permiso, por favor, gracias, lo siento, perdón” deben ser parte del vocabulario cotidiano.
12. No permitas que el enojo te ponga fuera de control y faltes al respeto a nadie. Puedes hacer mucho daño y recuerda, tus hijos te observan…
13. Por último, promueve que cada uno de tus hijos tenga ”sueños”, proyectos de vida, lo mismo que los papás. Una idea es que cada quien tenga “mi libro de sueños” y apunte lo que le gustaría hacer, lograr, viajar, lo que sea y que lo revisen de cuando en cuando para compartirlo.   Pero además, pongan sueños y metas en común como familia, y alégrense cuando los logran.

Formar hijos es formar personas. No hay profesión, trabajo o realización más grande que esta.

“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo en cada vuelo, en cada sueño, en cada vida, perdurará siempre la huella del camino enseñado.”
Teresa de Calcuta








miércoles, 6 de agosto de 2014

TU HIJO SE DESCONTROLA CON EL ENOJO


Esta emoción básica que sentimos todos, es normal y suele ser saludable. Sin embargo, cuando se pierde el control, el enojo se torna destructivo.
Para los niños esto puede provocarles problemas con su familia, sus compañeros y en su rendimiento escolar. Al igual que otras emociones, el enojo llega acompañado de cambios fisiológicos, tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial pueden aumentar.
La manera natural de expresarlo consiste en responder con agresión, es la respuesta instintiva ante la percepción de amenazas físicas o verbales. Sin embargo, es importante enseñar a los niños, desde pequeños, formas saludables de controlar su enojo o ira. 

¿Cómo se manifiesta el enojo según las edades?  
En la primera infancia, comienzan a adquirir la capacidad de reprimir los impulsos de agresión física (como empujar, golpear, pellizcar, morder, gritar).
En edad preescolar aprenden a identificar los estados emocionales básicos en ellos mismos y en los demás mediante el uso de la palabra. Sin embargo, es frecuente ver niños que recurren a conductas de violencia física (arrojan juguetes, empujan o golpean a sus padres o compañeros), debido a que están aprendiendo al uso de la palabra para expresar sus sentimientos.

A medida que crecen, adquieren habilidades lingüísticas más complejas y empiezan a tener la capacidad para ponerse en el lugar del otro, desarrollan la empatía y llegan a comprender mejor el efecto que sus actos y palabras tienen sobre los demás. 
En los años más avanzados ya deberían saber expresar su enojo con palabras, no físicamente.
Los niños con dificultades para hablar o controlar sus impulsos suelen luchar para controlar su enojo y pueden responder usando la fuerza física, gritos o negándose a seguir las normas escolares o familiares y con mayor razón lo que les produce dolor o simplemente a modificar sus hábitos, como  suele suceder en un hospital. 


¿Qué podemos hacer los padres?
La forma en que los padres responden a las situaciones emocionales influye de manera significativa en el aprendizaje del niño a manejar sus propias emociones. Los niños están siempre aprendiendo a controlarse y necesitan una guía para poder expresar y dominar sus emociones y conductas correctamente, y aquellos que ganan habilidad para manejar el enojo, de manera adecuada pueden sobrellevar y adaptarse mejor al estrés, reduce, además, los problemas de conducta fomentando a la vez el autocontrol, la confianza en sí mismos y buenas relaciones con los compañeros.
Los padres pueden estimular la adquisición de habilidades eficaces y favorables, de la siguiente manera:


  1.  Ayudándolos a desarrollar la empatía: Por ejemplo, pregúntele a su hijo: "¿Cómo piensas que puede sentirse Alex cuando le gritas y le quitas su juguete?" o “¿Cómo te sentirías tú si Alex te hiciera lo mismo?”
  2. Enseñándoles que puede permitirse cualquier emoción no cualquier comportamiento: Es decir, uno puede sentirse frustrado pero no por eso golpear, patear a otro para expresar lo que uno siente.
  3. Pidiéndoles que piensen en actividades positivas, como hacer ejercicio, leer, escribir o escuchar música, que los mantengan alejados de lo que los irrita, los entusiasmen y los lleven a participar regularmente de ellas.
Cada situación que lleva a su hijo a afrontar sentimientos de enojo es una oportunidad de aprendizaje bien manejada, hay que felicitarlo. En cambio, si no es así, hay que ayudarlo a encontrar opciones sobre ello, así como aconsejándoles a hacer inspiraciones profundas antes de reaccionar agresivamente cuando estén enojados.
¿Cómo saber si se necesita apoyo para manejar el enojo del niño? Si se observa que está presente todos los días e interfiere con su vida cotidiana y en la relación con la familia lo recomendable es acudir con un profesional para recibir orientación.
José Méndez Venegas*, psico-oncólogo del Hospital Infantil Teletón de Oncología.
Colaboración Fundación Teletón México
“Sé responsable de tu destino”