miércoles, 6 de agosto de 2014

TU HIJO SE DESCONTROLA CON EL ENOJO


Esta emoción básica que sentimos todos, es normal y suele ser saludable. Sin embargo, cuando se pierde el control, el enojo se torna destructivo.
Para los niños esto puede provocarles problemas con su familia, sus compañeros y en su rendimiento escolar. Al igual que otras emociones, el enojo llega acompañado de cambios fisiológicos, tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial pueden aumentar.
La manera natural de expresarlo consiste en responder con agresión, es la respuesta instintiva ante la percepción de amenazas físicas o verbales. Sin embargo, es importante enseñar a los niños, desde pequeños, formas saludables de controlar su enojo o ira. 

¿Cómo se manifiesta el enojo según las edades?  
En la primera infancia, comienzan a adquirir la capacidad de reprimir los impulsos de agresión física (como empujar, golpear, pellizcar, morder, gritar).
En edad preescolar aprenden a identificar los estados emocionales básicos en ellos mismos y en los demás mediante el uso de la palabra. Sin embargo, es frecuente ver niños que recurren a conductas de violencia física (arrojan juguetes, empujan o golpean a sus padres o compañeros), debido a que están aprendiendo al uso de la palabra para expresar sus sentimientos.

A medida que crecen, adquieren habilidades lingüísticas más complejas y empiezan a tener la capacidad para ponerse en el lugar del otro, desarrollan la empatía y llegan a comprender mejor el efecto que sus actos y palabras tienen sobre los demás. 
En los años más avanzados ya deberían saber expresar su enojo con palabras, no físicamente.
Los niños con dificultades para hablar o controlar sus impulsos suelen luchar para controlar su enojo y pueden responder usando la fuerza física, gritos o negándose a seguir las normas escolares o familiares y con mayor razón lo que les produce dolor o simplemente a modificar sus hábitos, como  suele suceder en un hospital. 


¿Qué podemos hacer los padres?
La forma en que los padres responden a las situaciones emocionales influye de manera significativa en el aprendizaje del niño a manejar sus propias emociones. Los niños están siempre aprendiendo a controlarse y necesitan una guía para poder expresar y dominar sus emociones y conductas correctamente, y aquellos que ganan habilidad para manejar el enojo, de manera adecuada pueden sobrellevar y adaptarse mejor al estrés, reduce, además, los problemas de conducta fomentando a la vez el autocontrol, la confianza en sí mismos y buenas relaciones con los compañeros.
Los padres pueden estimular la adquisición de habilidades eficaces y favorables, de la siguiente manera:


  1.  Ayudándolos a desarrollar la empatía: Por ejemplo, pregúntele a su hijo: "¿Cómo piensas que puede sentirse Alex cuando le gritas y le quitas su juguete?" o “¿Cómo te sentirías tú si Alex te hiciera lo mismo?”
  2. Enseñándoles que puede permitirse cualquier emoción no cualquier comportamiento: Es decir, uno puede sentirse frustrado pero no por eso golpear, patear a otro para expresar lo que uno siente.
  3. Pidiéndoles que piensen en actividades positivas, como hacer ejercicio, leer, escribir o escuchar música, que los mantengan alejados de lo que los irrita, los entusiasmen y los lleven a participar regularmente de ellas.
Cada situación que lleva a su hijo a afrontar sentimientos de enojo es una oportunidad de aprendizaje bien manejada, hay que felicitarlo. En cambio, si no es así, hay que ayudarlo a encontrar opciones sobre ello, así como aconsejándoles a hacer inspiraciones profundas antes de reaccionar agresivamente cuando estén enojados.
¿Cómo saber si se necesita apoyo para manejar el enojo del niño? Si se observa que está presente todos los días e interfiere con su vida cotidiana y en la relación con la familia lo recomendable es acudir con un profesional para recibir orientación.
José Méndez Venegas*, psico-oncólogo del Hospital Infantil Teletón de Oncología.
Colaboración Fundación Teletón México
“Sé responsable de tu destino”

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