miércoles, 21 de octubre de 2015

¿POR QUÉ EL DÍA DE MUERTOS?



Laura Costas
 

Desde que se aproximan los días 1º y 2 de noviembre,  comenzamos a ver en los puestos del mercado las famosas calaveras, flores de cempasúchil, “pan de muerto” en las panaderías y, todo esto ¿a qué se debe?

El día 1º se hacen ofrendas para agasajar a los nuestros familiares y amigos fallecidos y celebrar esos dos días.
Estas ofrendan se quitan el día 2 por la noche, momento en que, si se desea, se pueden consumir los alimentos y bebidas ofrecidas en el altar.
Algunas comunidades en México celebran el día 1º dedicado a los niños y el día 2 a los adultos.
                                                  
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas.

El Día de Muertos es considerado la tradición más representativa de la cultura mexicana, combinación  de las culturas indígenas con la religiosidad de la cultura católica.
Una fiesta sincrética que abarca las dos culturas en una mágica mezcla de tradiciones.

Esta tradición invita a reflexiones, rituales y ceremonias de las que es muy importante “El Altar de Muertos”, reconocido internacionalmente, considerado y protegido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Impresiona el número  de personas que acuden a los panteones, con flores y ofrendas, rezos y lágrimas.
También la cantidad de “altares de muertos” que se ponene en las familias, centros educativos, lugares cívicos, siendo ya famosa la ofrenda que en la Ciudad de México, se pone en el Zócalo.

Esta hermosa tradición llena de sincretismo,  se ha conservado por siglos en nuestro México, a pesar de la influencia de la celebración del Halloween que, si bien tiene un origen parecido, Hallow Eve - víspera de la Fiesta de Todos los Santos - no tiene nada que ver con nuestra cultura y tradiciones.

TRADICIONES CONSERVADAS DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN, REPRESENTAN UN SIGNO DE LA UNIÓN DEL PUEBLO MEXICANO







domingo, 18 de octubre de 2015

NO VIVAS SOLO PARA TUS HIJOS...


“Te lo suplico ¡no vivas solo por tus hijos! No solo no lo necesitan, eso les hace daño”
     Papa Francisco                                                   

Laura Costas

¿Qué podemos entender con estas palabras? ¿Es que los padres no tenemos la obligación y el deber de “hacer todo” por nuestros hijos?

Depende de lo qué se entienda por “vivir sólo por los hijos”.

Pensemos en la historia de Jaime, un chico inteligente y simpático con un potencial para convertirse una persona valiosa para él mismo, su familia y la sociedad.
Pablo, desde que nació fue el amor de su padre, no hubo juguete, reloj, viaje , capricho, que no le fuera cumplido  de inmediato por su papá.
Terminó una carrera pero no ha tenido un solo empleo en su vida.
Actualmente, Jaime  es un hombre casado al que su padre le resuelve todo. Sin empleo, mantiene a su familia subsidiado con la tarjeta y fondos que papá tiene siempre a su disposición.

Por supuesto que este  padre ama profundamente a su hijo, pero con un amor asfixiante que no le ha permitido realizarse, crecer, independizarse.  Y, lo más triste: Jaime  no es feliz.

¿Qué podemos aprender de esta historia?
Proponemos 10  “tips”  que pueden ayudarnos:

1.- NO DES A TUS HIJOS TODO LO QUE TE PIDAN. 
Esto comienza desde que son pequeños.
No te prives tú de algo que quieras o necesites, no corras a la tienda, aunque tu situación económica te lo permita,  con tal de darle el último juguete que salió al mercado. Todos hemos visto estantes  saturados de juguetes rotos y descuidados, que sirvieron para entretener unas horas a los niños.

2- ENSÉÑALOS A TOLERAR LA FRUSTRACIÓN.
En la vida real, no nos es posible conseguir todo lo que deseamos en el momento que lo queremos, a costa de lo que sea. Los  niños que crecen pensando que así será su vida, tiene serios problemas cuando crecen y se enfrentan a la realidad. La frustración es inevitable, no los prives de aprender a tolerarla y manejarla.




3. NORMAS Y CONSECUENCIA:
Desde muy temprana edad, establece límites. Si quieres comenzar a los tres años, ya te tardaste.
Las normas señalan un camino, camino que deberá ser lo suficientemente ancho para que el niño tenga opciones y lo suficientemente bien definido  para que crezca sabiendo que si brinca los límites, tendrá que aceptar la consecuencia de su conducta.

4-  RESPONSABILIDAD
Responsabilidad ante sus acciones, ante sus responsabilidades familiares, que deben comenzar en los primeros años, proporcionadas a cada etapa de desarrollo.
Responsabilidad en el colegio, cumplir con trabajos y tareas solicitadas y, si no lo hiciera, permite que sufra las consecuencias y no vayas a reclamarle al maestro.
Dales la oportunidad de vivir y respirar, equivocarse,  y aprender de sus errores. Así podrá crecer y desarrollarse en la vida.
Dale raíces para que tenga seguridad, autoestima y sentido de pertenencia.
Dale alas para que pueda volar cuando llegue el momento.

5-  RESPETO
Es deber de los padres dar ejemplo e inculcar en sus hijos el respeto a todas las personas,  comenzando en familia. Respeto a la autoridad de sus padres, a sus abuelos, maestros, directivos de escuelas, autoridades..
Respeto entre todos y cada uno de los miembros de  la familia, Respeto a las personas que nos ayudan en el hogar, a la cajera del supermercado, al “viene-viene” que acomoda el coche…
Es muy triste ver pequeñitos “tiranos” a los que sus papás obedecen, adolescentes que faltan al respeto a sus padres y al que se atreva a ponerles un límite.
Es triste ver niños, adolescentes y jóvenes prepotentes, que “siempre tienen la razón”, que faltan al respeto a sus padres y maestros y… lo más grave  con la aprobación de los mismos papás.
Recuerda, tú eres la autoridad, el responsable de la formación de tus hijos, no su “cuate”.
En la vida hay normas, leyes, jefes, autoridades, límites, orden…. Prepara a tus hijos para vivir en el mundo real.


6- COMUNICACIÓN
Establecer en la familia una comunicación respetuosa, franca y asertiva. Saber y respetar lo que cada uno piensa, quiere y lo que le disgusta. Aprender a escuchar.
Estar de acuerdo en “no estar de acuerdo”
Tratar de no ofenderse unos a otros y, cuando  suceda, tener la nobleza de pedir una disculpa.

No olvidar las cuatro  palabras claves: ¿Puedo?, Por favor, Gracias, Perdón.


7- VALORES
Los valores sembrados en familia permanecen en el corazón de las personas. Al llegar a la juventud, cada uno va encontrando  su camino, camino que, de alguna manera, será apoyado por los valores vividos en casa. Valores humanos y morales.
Que tengan claro la diferencia entre el bien y el mal, en esta época en que todo se ha vuelto relativo y los parámetros de vida van esfumándose cuando no los tenemos claros.
Amor es el valor fundamental. El amor lleva al perdón.
Y, no olvides que los abuelos son fuente de seguridad y permanencia, son las raíces de la familia, la historia, la experiencia y la sabiduría. Sembradores de valores y tradiciones.

8.- VIDA DE PAREJA
El mejor regalo que los padres pueden dar a sus hijos es vivir una vida de pareja plena.
No siempre es posible por distintas circunstancias, pero cuando lo es, cultiva el amor de pareja, recuerda, tarde o temprano los hijos se van, se casan, se cambian de ciudad y te quedas solo con tu cónyuge.
Cuando esto se da, haz que valga la pena.

9- ESPIRITUALIDAD
El hombre es materia y espíritu. Es importante atender las dos áreas, siendo la espiritual la que da sentido de trascendencia.
Cualesquiera que sean tus creencias, son un tesoro para la realización y la felicidad de la persona.
¿Cómo se vive en tu familia la enfermedad, la muerte de un ser querido, el sufrimiento que, inevitablemente, en algún momento toca la puerta de cada vida?

10- ALEGRÍA Y PAZ
En un hogar dónde se respira la alegría, la vida es plena, divertida, generosa, compartida.
La alegría es fruto de un corazón abierto, fruto del servicio a los demás, de la paz del alma.

"¿Qué puedes hacer para promover la paz mundial? 
Ve a casa y ama a tu familia"

Madre Teresa de Calcuta



sábado, 3 de octubre de 2015

QUIERO UN MATRIMONIO Y UNA FAMILIA PERFECTOS



"No existe familia perfecta. No tenemos padres perfectos, no somos perfectos, no nos casamos con una persona perfecta ni tenemos hijos perfectos.
Tenemos quejas de unos a otros.
Nos decepcionamos los unos a los otros.
Por lo tanto, no existe un matrimonio saludable ni familia saludable sin el ejercicio del perdón…..”
PapaFrancisco

Estas frases me impresionaron, ya que podríamos pensar que lo ideal es tener una pareja, una familia perfecta. Nos hacen ver que esa ilusión o ese “sueño” es una fantasía que no responde a nuestra condición humana.

A pesar de haber sido muy cuidadoso o cuidadosa al escoger a nuestra pareja, en ocasiones nos sentimos muy mal cuando, en la vida real y cotidiana, nos damos cuenta que no somos perfectos, que fallamos, que nos ofendemos el uno al otro…


Y, cuando llegan los hijos, este “sueño” nos hace e esperar los  mejores hijos del mundo, los  más guapos, inteligentes, dóciles, buenos para el estudio……hijos que cumplirán nuestra ilusión de la pareja y familia perfecta.

Estoy segura que muchos divorcios se deben a esa falsa concepción de la felicidad en familia y algunas personas no están preparadas para vivir la frustración, el enojo y la desilusión que puede llegar al vivir la realidad.


 Pero existe el remedio “mágico” : el perdón. 
Un concepto poco usual en estos tiempos en que “si me la hacen, la pagan”, en esta sociedad de satisfacciones inmediatas dónde nos hemos olvidado de tolerar la frustración, de reconocer nuestros errores, de comprender y aceptar a las personas como son, con su fallas, a la par de aceptar y comprender las nuestras.

Practiquemos con nobleza el perdón, sepamos disculparnos cuando nos damos cuenta que hemos herido a otros, aceptemos las disculpas de quien nos ha lastimado, enseñemos a nuestros niños a tolerar la frustración, a tratar de no lastimar a nadie y, cuando lo hagan, a tener la nobleza de reconocerlo y pedir perdón.

Muchos matrimonios se salvarían, muchas familias imperfectas serían felices con esta receta sencilla,  pero difícil de practicar.

  Laura Costas