Laura Costas
Desde que se aproximan los días 1º y 2 de
noviembre, comenzamos a ver en los
puestos del mercado las famosas calaveras, flores de cempasúchil, “pan de muerto”
en las panaderías y, todo esto ¿a qué se debe?
El día 1º se
hacen ofrendas para agasajar a los nuestros familiares y amigos fallecidos y
celebrar esos dos días.
Estas ofrendan se quitan el día 2 por la noche, momento en que,
si se desea, se pueden consumir los alimentos y bebidas ofrecidas en el altar.
Algunas comunidades en México celebran el día 1º dedicado a los
niños y el día 2 a los adultos.
Los orígenes de la celebración del Día de
Muertos en México, pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica,
tales como los Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas.
El Día de Muertos es considerado la tradición
más representativa de la cultura mexicana, combinación de las culturas indígenas con la religiosidad
de la cultura católica.
Una fiesta sincrética que abarca las dos culturas
en una mágica mezcla de tradiciones.
Esta tradición invita a reflexiones, rituales
y ceremonias de las que es muy importante “El Altar de Muertos”, reconocido
internacionalmente, considerado y protegido por la UNESCO como Patrimonio de la
Humanidad.
Impresiona el número de personas que
acuden a los panteones, con flores y ofrendas, rezos y lágrimas.
También la cantidad de “altares de muertos” que
se ponene en las familias, centros educativos, lugares cívicos, siendo ya
famosa la ofrenda que en la Ciudad de México, se pone en el Zócalo.
Esta hermosa tradición llena de sincretismo, se ha conservado por siglos en nuestro México,
a pesar de la influencia de la celebración del Halloween que, si bien tiene un
origen parecido, Hallow Eve - víspera de la Fiesta de Todos los Santos - no
tiene nada que ver con nuestra cultura y tradiciones.
TRADICIONES CONSERVADAS DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN, REPRESENTAN
UN SIGNO DE LA UNIÓN DEL PUEBLO MEXICANO
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