sábado, 3 de octubre de 2015

QUIERO UN MATRIMONIO Y UNA FAMILIA PERFECTOS



"No existe familia perfecta. No tenemos padres perfectos, no somos perfectos, no nos casamos con una persona perfecta ni tenemos hijos perfectos.
Tenemos quejas de unos a otros.
Nos decepcionamos los unos a los otros.
Por lo tanto, no existe un matrimonio saludable ni familia saludable sin el ejercicio del perdón…..”
PapaFrancisco

Estas frases me impresionaron, ya que podríamos pensar que lo ideal es tener una pareja, una familia perfecta. Nos hacen ver que esa ilusión o ese “sueño” es una fantasía que no responde a nuestra condición humana.

A pesar de haber sido muy cuidadoso o cuidadosa al escoger a nuestra pareja, en ocasiones nos sentimos muy mal cuando, en la vida real y cotidiana, nos damos cuenta que no somos perfectos, que fallamos, que nos ofendemos el uno al otro…


Y, cuando llegan los hijos, este “sueño” nos hace e esperar los  mejores hijos del mundo, los  más guapos, inteligentes, dóciles, buenos para el estudio……hijos que cumplirán nuestra ilusión de la pareja y familia perfecta.

Estoy segura que muchos divorcios se deben a esa falsa concepción de la felicidad en familia y algunas personas no están preparadas para vivir la frustración, el enojo y la desilusión que puede llegar al vivir la realidad.


 Pero existe el remedio “mágico” : el perdón. 
Un concepto poco usual en estos tiempos en que “si me la hacen, la pagan”, en esta sociedad de satisfacciones inmediatas dónde nos hemos olvidado de tolerar la frustración, de reconocer nuestros errores, de comprender y aceptar a las personas como son, con su fallas, a la par de aceptar y comprender las nuestras.

Practiquemos con nobleza el perdón, sepamos disculparnos cuando nos damos cuenta que hemos herido a otros, aceptemos las disculpas de quien nos ha lastimado, enseñemos a nuestros niños a tolerar la frustración, a tratar de no lastimar a nadie y, cuando lo hagan, a tener la nobleza de reconocerlo y pedir perdón.

Muchos matrimonios se salvarían, muchas familias imperfectas serían felices con esta receta sencilla,  pero difícil de practicar.

  Laura Costas


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