lunes, 22 de julio de 2013

Matrimonio… ¿camino de felicidad?



¿Será? Pues no es lo que generalmente se escucha en las reuniones, en el gym, en los desayunos, jugando dominó o tomándonos un cafecito con las amigas o una cervecita con los cuates...


Lo que más bien se escucha hoy es: “cero apoyador, detallista y comprensible que es el marido, lo poco tierna y sexy y lo demasiado habladora que es la esposa”

 
Ah, y por supuesto no falta el consejo de los “sabios” sobre las broncas en el matrimonio cuya lógica es que “la  más fácil solución es el divorcio”,  “mira cuántos han pasado por eso y viven felices”; “los hijos no llevan secuelas”.
Viendo las estadísticas, el divorcio ya se nos hizo algo común y normal. Te divorcias y no pasa nada….

La pregunta entonces sería: ¿Por qué se casa uno? Claro que para ser feliz!!! Y claro que uno lo hace por amor!!!   Entonces, ¿qué pasó?

Puede suceder que  creamos  que el matrimonio en un tiempo más o menos corto lleva a a una insatisfacción incontínua. Que sólo tenemos dos opciones: aguantar o separarnos.


 En algún momento empecé a cometer injusticia contra aquellos que sí son felices en su matrimonio, los que luchan y se esfuerzan cada día porque así lo sea, los que tal vez no lo predican con sus palabras pero sí con su propia vida. Mis sinceras disculpas.

¿Qué será lo que hacen estas parejas, estos hombres y mujeres, que les permite vivir un matrimonio feliz y satisfactorio?


 Podríamos comparar el matrimonio a un viaje. Uno no sale a un viaje largo e importante sin prepararse y planearlo con anterioridad. No vayamos a terminar como tantos coches de vacacionistas ocasionales que apenas pasaron los primeros 20 kilómetros y se quedaron parados porque se les descompuso el carro. 

Serían tal vez aquellos  que se divorcian poco después de haberse casado. Sin preparación previa, es poco probable que el viaje sea un éxito y un placer; experiencia y aventura de vida para todos.


Asegúrate del buen estado de tu vehículo, pues para el matrimonio se necesita madurez.  Conocer muy bien con quién vas a viajar; no podrás dejarlo en un desierto a medio camino o dejar de conducir y bajarte tú donde quieras.

Necesitas saber bien cuál es tu destino y qué camino elegirás para alcanzarlo, porque en la vida uno puede elegir entre muchos caminos. Hay autopistas y caminos de pueblito, cada uno puede tener su encanto y su momento.

Usa para elegir el GPS de tus valores, tus sueños y sobre todo, el proyecto común diseñado y acordado con tu compañero de viaje.  No olviden elegir siempre con amor.

Hay momentos en la vida en los que uno necesita velocidad, por ejemplo cuando sientes que el trabajo u otras ocupaciones se están anteponiendo a tu familia, la autopista de prioridades te llevará a lo importante. 

Pero a veces necesitarán ir más despacio o inclusive detenerse para disfrutar del paisaje y de la belleza alrededor; disfrutar el tiempo juntos, platicar, abrazarse, recibir y ver crecer a los hijos, dedicarse a ellos con amor y entrega.

No olvides empacar bien. Una vez en camino no hay forma de regresar. “Apaga el gas” de cualquier resentimiento o herida de tu vida anterior del viaje, arregla los pendientes no resueltos y cierra muy bien las puertas del pasado. Reitero, la preparación del viaje es la mitad de su éxito. No hay nada más importante para el matrimonio que un buen noviazgo en el que los futuros esposos aprenden a amarse, a hacer equipo y a estar dispuestos a tomar el volante cuando sea necesario.

Durante el viaje ambos tienen que estar dispuestos a manejar! No se vale que solamente uno maneje todo el tiempo, no sería ni prudente ni llevaría a un viaje satisfactorio. Podría ser egoísta estar disfrutando del viaje mientras el otro se cansa y desgasta conduciendo.

Hay situaciones en las que el cambio del volante es indispensable… como en caso de una enfermedad. Entonces, estar dispuesto y estarlo por amor. ¡No te hagas como que no obtuviste la licencia de conducir! Aunque luego hay aquellos o aquellas que muestran su egoísmo no queriendo prestar al otro “su” volante porque se creen los expertos o porque quieren llevar el control. Ella maneja cuando se trata de hijos, él cuando se trata de finanzas, ella cuando se trata de su familia, él cuando se trata de su tiempo libre que pasa con sus amigos, ¿Te suena?

No olvides atender los asuntos necesarios durante el viaje. Un coche no puede viajar sin gasolina ni mantenimiento. ¿Cuánto tiempo y recursos dedicas al “mantenimiento” de tu matrimonio? No se puede viajar sin parar. Recuerda, no siempre habrá gasolineras o tienditas en el camino. Aprende a prevenir, pues hay momentos en la vida que habrá carencias o problemas. En esos momentos no dudes en buscar ayuda. Es mucho lo que se puede hacer, hay personas que podrán ofrecerles apoyo.




 Lo más hermoso es compartir el viaje y la aventura con otros. Suban a los hijos a bordo. Cierto, el viaje se hace tal vez más exigente y cansado, pero la aventura y la alegría compartida entre todos será fuente de unión y amor en la familia.

Todo hombre, por naturaleza, quiere ser feliz. Todo matrimonio quiere y puede  ser feliz. ¿Cómo? Donación en vez de egoísmo. Quiero hacerte feliz en vez de quiero ser feliz. Amar primero en vez de esperar a ser amado. Servir, en vez de esperar a ser servido.



 Autor: Lucia Medelská

Maestría en Ciencias de la Familia

Universidad Anáhuac

Email: lucinkame@hotmail.com

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