Mateo Ademar R.
Hay una frase de Sir Francis Bacon que dice: “Sin la amistad, el mundo es un desierto”, y es una analogía que describe
literalmente lo que sucede en la vida real.
Ejemplo de esto son los resultados de un estudio del
National Opinion Research Center de la Universidad de Chicago que demuestran
que quienes tienen más de cinco mejores amigos, sin incluir familiares, tienen
un 50% más de probabilidades de describirse como muy feliz, a comparación de
los que tienen menos vínculos sociales de confianza.
Además, agrega que las personas que valoran más la
riqueza, el éxito y la posición social que la amistad y las relaciones
afectivas tienen el doble de posibilidades de ser bastante, o muy infelices.
¿Interesante no? Y es que contar con alguien que sea
incondicional, siempre será una de las mejores terapias para ser feliz. No
obstante, así como esas personas especiales nos hacen sentir bien, también nosotros
podemos contribuir de manera positiva a sus vidas y hacer un ambiente de
reciprocidad.
Para Marci Shimoff, autora del libro Feliz porque sí,
Editorial Urano, una de las maneras de favorecerlo es mediante el contagio
emocional. Y sobre esto, aclara que éste se propaga más o menos como un
resfriado, o sea, grupalmente, y que el punto clave se encuentra en la actitud
que asumamos y cómo nos comportemos con las personas que nos rodean.
Uno para todos y todos para uno
Mantener relaciones sociales equilibradas con respeto y solidaridad es indispensable
para tenerlas; es necesario desarrollar algunos hábitos que, si se aplican
diariamente, es muy probable que nos ayuden a cambiar los entornos negativos:
· Bienestar emocional: Si vemos las cosas objetivamente, tendremos menos reacciones
negativas, que también son contagiosas. Esa mirada nos dará seguridad personal,
buen criterio y tolerancia, que son factores indispensables en una amistad.
· Actitud: Si nos sentimos bien con
nuestra vida, es importante demostrarlo. Hay algunas personas que cuando llegan
a determinado lugar, contagian su buen humor y transforman el ambiente en el
que se desenvuelven. Este es un ejemplo claro de contagio emocional.
· Empatía: Es muy valioso para los amigos que les brindemos y compartamos nuestra
estabilidad. Si necesita un consejo, o algún tipo de ayuda hay que ofrecerla y
mantenernos al pendiente de lo que pueda requerir.
La autora agrega que pasar tiempo con los amigos contribuye notoriamente
en la felicidad de cada uno, sobre todo
cuando ese tiempo es de calidad.
Sobre esto, explica que para preservar relaciones felices y sanas, un
factor importante es el reconocimiento, es decir, aprender a destacar lo
valioso de cada una de las personas con las que convivimos, así como lo que nos
transmiten y sobre todo, hacérselos saber. Cuando un amigo tiene presente que
lo valoran y estiman, tendrá una actitud de compromiso, prosperidad y
reciprocidad.
El bienestar es como el conocimiento, ideal para compartirse, y más aún
para las personas con las que compartimos la vida. Por eso, si somos felices,
asegurémonos que ellos también puedan andar por el mismo camino.
Colaboración
de Fundación Teletón México.
“Los sueños se cristalizan con
esfuerzo”
Bojorge@teleton.org.mx