AMAS A TUS HIJOS PERO, ¿ELLOS NO LO SABEN?
Por Laura Costas
Es indudable que todos los
padres amamos a nuestros hijos de manera entrañable, pero también es muy cierto
que el saber y poder comunicar el amor puede ser muy complicado.
Si ellos no saben que
los amamos….. de nada sirve.
Un hombre, de 40 años al que
llamaremos Daniel, llega con el psiquiatra, ya que la muerte de su padre lo ha
hecho caer en una depresión importante.
En la consulta, el doctor le pregunta si su infancia fue feliz, a lo que
Daniel responde.
“Puedo decir que sí, tuve unos padres que me cuidaron, me educaron
dentro de una exigencia rigurosa, una buena escuela y universidad, buen ejemplo y.. supongo
que me amaron”.
- Entonces, pregunta el médico, ¿qué te trae por aquí?
“Mi padre acaba de morir, al velorio asistieron muchos de sus amigos y
compañeros de trabajo. Uno de ellos me comentó todo lo que mi padre platicaba
sobre mi vida, ni trabajo, mis éxitos, y lo orgulloso que estaba de que yo
fuera su hijo.
Esto me dejó anonadado y me di cuenta de que en el fondo de mi corazón
había una percepción dolorosa de que, por mucho que me esforzara, no le daba
gusto, que no alcanzaba las metas que mi padre esperaba.
¡Lástima que nunca me dijo que estaba orgulloso de mí”!
En mi experiencia como
educadora, madre y asesora, leyendo y dando charlas sobre el tema, he aprendido que comunicar amor no es tan fácil como
pareciera ser.
Aquí damos unas ideas que
quizá puedan servirles.
1.
El fundamento
para comunicar amor, es que sea AMOR INCONDICIONAL. Amar a cada uno como si
fuera el único, y amarlo tal y como es. Un niño que se siente amado de esta
manera, responderá con mayor facilidad a la disciplina, aceptará las
consecuencias de sus actos y desarrollará una personalidad segura de sí mismo y
una buena autoestima.
2.
Nunca compares a
tus hijos entre hermanos o con otros niños. Enséñalos a luchar por superarse a sí mismos, no a
compararse con los demás.
3.
Comunica tu amor
con palabras de afirmación, “tú puedes”, “¡Qué bien!”, “te quiero”, “estoy
orgulloso.”
4.
Cuando alguna
conducta de tu hijo o hija no sea aceptable, establece consecuencias para la
conducta. Pero no los culpes, olvida las frases de “tú siempre”, “tú nunca”,
“eres flojo”, etc.
5.
Señala la
conducta que no es aceptable, como “sabes que no debes pegar a tu hermanita” o
“No respetaste la hora de llegada a casa” y establece la consecuencia adecuada
a la falta y la edad de cada hijo. Como dice el dicho: “señala el pecado, no al
pecador.”
6. Respetando tu
propio temperamento y
el de cada uno, ten en cuenta que que
el contacto físico
es importante. Apapacha, abraza, besa, juega, da palmadas, lo que se te ocurra
y esté de acuerdo también a la edad de cada uno.
7.
Expresa tus
sentimientos: "me siento feliz...", “me gusta cuando…”. “me molesta que..”, me enoja tu
comportamiento”. Claro también escucha lo que él tiene que decir y lo que
siente.
8.
Dedica tiempo
especial a cada uno. Sí ya sé que trabajas mucho, que llegas a casa cansado, que
son varios niños, pero el dedicar un
momento especial en que cada niño se sienta importante por sí sólo, lo hace
sentir valorado y querido.
9. Enséñalos a ser serviciales dando tú el ejemplo, tanto en casa como comprometiéndote en labores sociales de beneficio a la comunidad, apoyo a los menos privilegiados, lo que puedas. Es como tus hijos tendrán actitudes de servicio cuando vayan creciendo.
con enseñanzas, pero sobre todo con
el ejemplo. Acuérdate
que llega una edad
en que los amigos y el grupo se vuelven factores de influencia
muy importantes. Deben estar firmes en sus principios para tomar decisiones
correctas.
11.
Que en tu casa
se viva un ambiente de cortesía y respeto. Las palabras “con permiso, por
favor, gracias, lo siento, perdón” deben ser parte del vocabulario cotidiano.
12.
No permitas que
el enojo te ponga fuera de control y faltes al respeto a nadie. Puedes hacer mucho daño y
recuerda, tus hijos te observan…
13.
Por último, promueve que cada uno de tus hijos tenga ”sueños”, proyectos de vida, lo mismo
que los papás. Una idea es que cada quien tenga “mi libro de sueños” y apunte lo
que le gustaría hacer, lograr, viajar, lo que sea y que lo revisen de cuando en
cuando para compartirlo. Pero además,
pongan sueños y metas en común como familia, y alégrense cuando los logran.
Formar hijos es formar
personas. No hay profesión, trabajo o realización más grande que esta.
“Enseñarás a volar, pero no volarán
tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo en cada
vuelo, en cada sueño, en cada vida, perdurará siempre la huella del camino
enseñado.”
Teresa de Calcuta