Una tradición centenaria se lleva a cabo en Iztapalapa todos los años, durante la Semana Santa, atrayendo la presencia y participación de miles de personas.
Pobladores de los ocho barios conviven en la organización de la famosa representación de la Pasión de Cristo, tradición que reafirma la unión cultural de los residentes de los diferentes barrios.
Representan los principales momentos de la Pasión:
El Domingo de Ramos, la procesión y bendición de las palmas.
El Jueves Santo el lavatorio de pies
El Viernes Santo, las dramática escenas del prendimiento de Jesús, la flagelación, coronación de espinas, y la vía dolorosa, hasta culminar con la Crucifixión en el Cerro de la Estrella.
Los actores compiten por los papeles principales y se preparan todo el año, especialmente aquel que va a representar a Jesucristo.
Esta tradición está llena de simbolismo religioso, se leen pasajes de los Evangelios, el vestuario trata de ser semejante al de la época de la vida de Jesús.
Muchos cuestionan el crudo realismo de esta representación, otros admiran el valor y apego a esta tradición que, indudablemente representa una fuerte vivencia de sus creencias y tradiciones.
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