Por
Laura Costas
El
tema de la legalización de la marihuana
ha traído a colación múltiples declaraciones de personas que ocupan un lugar de
liderazgo en la sociedad como, por ejemplo, Obama, Fox y últimamente Mancera se ha unido a la apertura de considerarlo.
Se
habla de producirla y comercializarla, buscando la ventaja de quitar el dinero
a los cárteles y permitir que empresarios privados hagan un buen negocio pagando
a los gobiernos los impuestos por las utilidades.
En
caso de ser legal, como ya lo es en varios estados de la Unión Americana, puede
sonar razonable y hasta conveniente lo que postulan:
- Resultará efectivo en cuanto a desaparecer el “mercado negro” y la guerra de los cárteles que manejan el negocio.
- La ganancia pasa a manos de la iniciativa privada que sacaría buen provecho, totalmente dentro de la legalidad y pagaría impuestos.
- Los adictos consumirían un producto bien cultivado y sin mezclas que perjudiquen su salud, -mediante receta médica- y en establecimientos autorizados.
Suena
bien, ¿verdad?
Pero
¿qué pasa con el principio ético que
debe regir la legislación de cualquier ley y
el compromiso de los ciudadanos?
debe regir la legislación de cualquier ley y
el compromiso de los ciudadanos?
Ya
Sócrates Platón, y Aristóteles, enfatizaron la distinción entre
"naturaleza" y "ley," "costumbre," o
"convención".
Lo que la ley ordenaba podía implementarse de acuerdo al lugar, pero lo que era "por
naturaleza" debía ser lo mismo en todas partes.
Aristóteles (384—322 a.C.)
es considerado por muchos el padre de la "ley natural."
El
hombre, por naturaleza, busca el bien y
trata de evitar el mal.
Nadie
debería ordenar o establecer algo que es contrario a la dignidad de la persona
y a la ley natural.
En
el caso que nos ocupa, dicha legislación:
§
Falta al respeto a la dignidad de la persona, autorizando
la comercialización de un producto que es dañino para su salud física y
psicológica.
§
Se argumenta que los jóvenes consumirán algo menos
dañino. Pero, menos dañino, no es en ningún momento sano ni conveniente para el
individuo.
§
El convertir en “legal” un acto contrario a la
naturaleza humana, no lo convierte en un
acto ético ni moral.
Juan W. Zinser, en su artículo publicado en Reforma el 14 de junio de
2013.
Oncólogo y miembro del comité de
adicciones de los Institutos Nacionales de Salud
“El
debate sobre la marihuana es multifactorial y debe conducirse con gran
profesionalismo, cuidando no sólo las conclusiones a que se llegue sino también
los mensajes que se emitan durante el proceso. Sin dejar de analizarlo, se debe
desmitificar lo que ocurre en otros países y tener presente que cuando se trivializa
el tema automáticamente se utiliza más.
¿Cuál
es la mejor forma de legalizar su cultivo? Dado que en consecuencia se
estimularía la producción, promoción, venta y consumo.
¿Queremos aumentar el uso de
otra droga para que la sociedad se convenza que sí es dañina?”
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