Masiosare Becerril
Para Elena, el
calvario empezó la misma noche de bodas. Nunca había tenido relaciones
sexuales. Ella experimentó una serie de emociones: se sentía feliz por comenzar
una vida con su pareja. Pero la actitud violenta de él y el miedo a lo que
pudiera pasar, convirtieron esa noche en el principio de una serie de abusos
sexuales que duró cerca de 4 años.
La violencia sexual
es un acto que enmarca agresiones como las verbales, el hostigamiento y hasta
su extremo más grave, la violación. Estas actitudes que lastiman y vulneran a
la mujer, se dan también dentro del hogar, de manera cotidiana y el ejecutor es
el propio esposo, quien bajo presiones físicas y mentales somete a su mujer, la
obliga a mantener relaciones sexuales.
La doctora Juana
Núñez Flores, directora de la Asociación de Sobrevivientes de Abuso Sexual,
señala que: “La violación es cualquier intento de llevar a cabo una relación
sexual sin consentimiento; se puede dar incluso dentro del matrimonio cuando la
mujer es obligada por su cónyuge”.
En la experiencia de
la especialista, el proceso de recuperación es difícil y doloroso, requiere de
constancia y disciplina. “No son soluciones mágicas, pero se puede salir
adelante. Las situaciones traumáticas presentan secuelas a corto y largo plazo,
como el síndrome postraumático, en el cual de inicio, no se acepta la
situación, seguido por reacciones como el aislamiento, que forma parte de un
proceso de depresión; la vida de la víctima cambia: deja de realizar actividades
que antes hacía, siente miedo de relacionarse con la gente, no sólo por el
mismo temor que le produce, sino para 'proteger' a su esposo, pues teme la
desintegración familiar”.
La experta explica
que hay dos situaciones claves a atender cuando ocurre una violación: “Se debe
buscar el apoyo y acompañamiento de la familia. El hecho en sí es una
experiencia dolorosa: desde vencer el temor de hablarlo, presentar la denuncia
y el trabajo de recuperación. Se requiere de amor, solidaridad y comprensión para
la víctima. Por otro lado, la unión familiar es imprescindible, ya que permite
detectar cambios en el comportamiento de alguno de los miembros, como un
indicador de que algo no está bien”.
Los sucesos
significativos de nuestra vida, ya sean positivos o negativos, dejan una huella
imborrable. Pero esto no termina con tu existencia: Hoy estás viva y tú no
dejaste de ser inteligente, de ser buena hija, madre, hermana o amiga; no
has perdido tu capacidad de amar, de ser tenaz, de esforzarte por lograr las metas
que ya tenías planteadas. Todas las cualidades que poseías antes de atravesar
por esta dolorosa experiencia y que te hacen única e irrepetible, no
desaparecieron: son tu esencia y permanecerán contigo siempre.
En
tu dignidad encontrarás una aliada para recuperarte a ti misma y volver a ser
la mujer emprendedora que siempre has sido.
Colaboración
de Fundación Teletón México.
“El
compromiso es una decisión, no un acto obligatorio”.
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