Ejemplos de total desatención hay miles: No contestar
un correo electrónico, llamar a algún sitio y antes de presentarse preguntar
quién habla, omitir con copia en un correo a los demás interesados para una
junta o reunión, no respetar las jerarquías dentro de una institución, en fin,
y hay otros que no sólo parecen ser groseros, también poco civilizados como no
ir a la par cuando se camina con alguien en la calle o a pesar de que la otra
persona sea anciana, tenga discapacidad o esté embarazada, tratar de ganarle el
paso a toda costa.
Parecería que
los buenos modales son un asunto del siglo pasado, una práctica en desuso que
por más que lo intentemos sólo algunos dotados de buena educación alcanzan la
dicha de tenerlos como parte de su estilo de vida. El filósofo Hermann Graf
Keyserling dijo: "Las reglas
elementales de la cortesía son muy simples: alabar lo bueno de los otros,
suprimir los reproches, dar importancia a los demás y prestarles
atención".
No debería de ser algo especial que la gente con la que frecuentemente tratamos recibiera consideraciones y un trato respetuoso, así como tampoco que aquellos quienes supuestamente gozan de la dicha de estar en nuestro corazón, percibieran el esmero de nuestro trato, y no a la inversa, -y como diría mi abuela para corajes no paramos- ya que es frecuente saber que la gente no confirma si es convocado a algún evento, olvida agradecer un favor o ayuda recibida y uno de los peores, algunas personitas piensan que tener buenas formas es un asunto de los otros.
¿Por
dónde comenzar?
Edith Cortelezzi, autora del libro Buenos Modales,
buenos negocios, de Editorial Grijalbo, recomienda para el ambiente laboral
algunas conductas que resultan ser elementales y que son señal de buena educación:
- Contestar un correo electrónico dentro de las 24 horas después de haber sido recibido.
- No omitir los saludos o despedidas al llegar a un sitio, así como en los mensajes electrónicos o impresos. (Y subraya que lo correcto es decir ‘buenos días’ no sólo ‘buenas’).
- Hablar por teléfono mientras una persona espera ser atendida.
- Siempre responder llamadas o mensajes telefónicos recibidos.
- Si se está en una reunión y por diversas razones, es imposible apagar el teléfono, hay que mantenerlo con la opción de vibrar o en silencio, a fin de que no sea motivo de interrupción.
“Tener
buenos modales es una vía para crecer tanto en plano profesional como
personal”, explica la autora y añade que, si bien es cierto que la tecnología
ha cambiado el modo en el que nos comunicamos debido a los nuevos usos del
teléfono celular, las opciones de videoconferencias y redes sociales, el trato
personal sigue vigente, por lo que es esencial cuidemos la manera en la que
entablamos comunicación con otros, sin importar si son o no de nuestro afecto.
Hay que
preguntarnos cuál es el medio ideal para hacer llegar un mensaje (mail, llamada
telefónica, redes sociales, cita, etcétera), y esto tanto para el ámbito
personal como profesional, además, de considerar importante el tiempo de los
otros y lograr así, que la puntualidad sea por sí misma, nuestra exquisita
tarjeta de presentación.
Dar el paso a
nuestro acompañante al entrar o al salir de un sitio, así como al subir
o bajar las escaleras, es en este tema, otro asunto de los básicos, la
elegancia se construye prácticamente con sutilezas. “Cuida los pequeños
detalles, los grandes se cuidan solos”, finaliza la autora.
Colaboración de
Fundación Teletón México
“La empatía: Nos
hace vivir el sentir ajeno”.
Bojorge@teleton.org.mx
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