lunes, 26 de mayo de 2014

¿PERTENECES A LA GENERACIÓN QUE OBEDECE A SUS HIJOS?



En mi experiencia de más de 50 años como Educadora  he tenido  diferentes vivencias de las dinámicas familiares y constatando los resultados a largo plazo.

 
Cuando un alumno o alumna de kínder  es malcriado, no acepta límites,   los papás le dan todo lo que quiere, son permisivos, siempre lo justifican, el niño  se va  convirtiendo en  “monstruo” de lo fácil, de lo que no cuesta trabajo, de lo irresponsable.


Al no recibir consecuencias de sus acciones, piensa  que puede hacer lo que quiere y que papá y mamá estarán siempre a su lado para resolverle la vida.

Desde esa tierna edad, la niña que siempre tiene la razón, la maestra no la entiende, la escuela es muy exigente, los compañeros no la quieren….. no aprende a ser responsable de sus conductas y acciones, ni  a sufrir las  consecuencias de ellas.


Recuerdo un caso en especial de uno de estos alumnos, ya en preparatoria, que reprobaba materias, faltaba a clases, no entregaba trabajos y frecuentemente viajaba con sus padres, faltando al  colegio.
Cuando los papás acudieron a la cita que pidió el director, le dijeron muy orgullosos que ellos siempre habían dado a su hijo todo lo que necesitaba. Tenía el dinero necesario para sentirse seguro cuando salía con sus amigos, un buen coche, y querían que disfrutara la vida sin problemas.



En el  momento que el director les comunicó que, debido al número de materias reprobadas, no era posible que continuara en la escuela, la respuesta fue:

- No se preocupe profesor, ya hemos visto otra  que lo recibe y será mucho mejor para él.  Allí sí lo van a entender….Nuestro hijo no tiene problemas.



Cuál sería su sorpresa cuando el director les contestó:

“Tienen razón, su hijo no tiene problemas; hace lo que quiere, ustedes pagan, resuelven sus fracasos, si choca, le compran otro coche, le evitan cualquier frustración o sufrimiento, le han quitado toda la responsabilidad de su vida.

Lo que debería ser SU PROBLEMA, se convierte en el problema de ustedes”.



- Los padres, sorprendidos, piden una explicación al director que añade:

“Me parece  que la solución está en que ustedes fijen límites y permitan que las consecuencia de sus acciones y actitudes SÍ LE CAUSEN PROBLEMAS”



- ¿Cómo, pregunta el papá?

“Hasta ahora, él es irresponsable y feliz. Ustedes son responsables y se sienten muy mal.

Permitan que su fracaso escolar tenga consecuencias; que consiga un trabajo, que él busque otra escuela y se haga responsable de cursar las materias que reprobó. Que sienta que es SU problema, no el de ustedes”.


- Eso es muy cruel, salta la mamá.

“Señora, con todo respeto, lo que ustedes han hecho a través de los años de este   joven es verdaderamente cruel porque no lo están preparando para la vida, para los tropiezos, para salir adelante..”


Los límites nos definen. Definen lo que soy y lo que no soy. Un límite me hace ver hasta dónde llego yo y la otra persona comienza.
El hacernos responsables de nuestros actos nos hace libres y seguros de nosotros mismos.

Al aceptar las consecuencias, aprendemos a salir adelante y volver a empezar, a pedir perdón, a darnos cuenta que nuestras acciones  ayudan o perjudican a los demás.

Los límites nos permiten diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal.



Contrariamente a lo que los papás suelen pensar, los niños que crecen sin límites  son infelices, exigentes, e inseguros, incapaces de solucionar las situaciones que la vida les presenta.



Ahora que se habla  mucho del problema del Bullying, debemos preguntarnos si nuestro hijo es abusivo porque: tener todo lo que quiere en el momento que quiere le da poder y  seguridad, aún a costa de dañar a algún compañero, o si él permite ser abusado porque no le hemos dado las herramientas y la seguridad en sí mismo para no permitirlo, para pedir ayuda, para denunciar al que abusa.



Según los doctores Dr. Henry Cloud y Dr. John Townsend, en su libro “Boundaries”, estos dos comportamientos son resultado de no saber poner límites:

 1- No saber cuando decir SI, cuando decir NO

2- Ser incapaces de tomar control de su propia vida porque no  les hemos permitido hacerlo.



 ¡Cuidado!, si son papás que obedecen a sus hijos y no ponen límites,  no están cumpliendo con su obligación de  de formar hijos fuertes, seguros y felices.





 



Laura C. Labarthe

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