sábado, 4 de octubre de 2014

¿SOSPECHAS QUE TU HIJO ANDA EN DROGAS?

Jonathan Vázquez García y
Alfredo Guerrero Muciño*



“A donde fueres, haz lo que vieres”, dice un dicho popular que aplicamos de manera casi inconsciente, pues a veces sin darnos cuenta nos adaptamos a las costumbres de nuestra familia, amigos y compañeros; incluso cuando estamos en compañía de desconocidos hacemos una lectura de su comportamiento y lo reproducimos para adecuarnos a la situación; sin embargo, imitar a alguien que consume drogas es una de las cosas que debemos evitar. La pregunta es ¿cómo?
La Encuesta Nacional de Adicciones reporta que uno de los mayores factores de riesgo para iniciarse en el consumo de drogas es la influencia de otros adolescentes que consumen. No obstante, es importante evitar la estigmatización y considerar que la adolescencia es una etapa en la que la convivencia con otros aumenta, y la presión se presenta de manera intencional y no intencional para cosas positivas o negativas, en un momento de mayor vulnerabilidad.
Lo importante es dotar a niños y jóvenes de habilidades sociales y personales como la toma de decisiones, el control de impulsos, la autoestima y la asertividad, entre otras, como recursos para prevenir el consumo de drogas.



¿Cómo identifico este riesgo en mis hijos?
La doctora Beatriz León Parra, jefa del Departamento de Modelos y Tecnologías Preventivas de Centros de Integración Juvenil, afirma que los padres de familia pueden anticiparse al consumo de drogas en los hijos, al estar alerta de sus amistades y conductas.
Algunos comportamientos que pueden ser indicativo de que un chico está en riesgo, son el hecho de que haya cambios repentinos en su círculo social, así como alteraciones en su estado de ánimo, encerrarse por largos periodos de tiempo en su cuarto, querer disfrazar olores en el ambiente, así como en su ropa y aliento, son también señales de alerta de que quizá se esté experimentado con el consumo de tabaco, alcohol u otras drogas. Y ante esto es de gran utilidad reforzar el vínculo y la comunicación con ellos.
También es recomendable conocer a las personas con las que conviven, sus gustos, hábitos e inclusive identificar algún adolescente que ya esté consumiendo tabaco o alcohol, que son las drogas legales de inicio, puede ser útil para identificar el riesgo y tomar cartas en el asunto.
Los cambios en las conductas individuales, como encerrarse por largos periodos de tiempo en su cuarto, querer disfrazar olores en el ambiente, así como en su ropa y aliento, son también señales de alerta de que quizá se esté experimentado con el consumo de tabaco, alcohol u otras drogas.


¿Cómo prevenirlo?
La especialista considera que para prevenir el consumo de sustancias es fundamental establecer normas y límites claros en el hogar, tarea que debe definirse con la participación de toda la familia para que también en conjunto se dicten consecuencias justas y consistentes cuando no se cumplan las reglas.
 Es importante que este tipo de estrategia vaya acompañada de congruencia, pues padres y madres son el ejemplo primario para las personas más jóvenes. Asimismo, reducir la disponibilidad de bebidas alcohólicas en el hogar y disminuir el número de eventos en los que su consumo es algo común durante la convivencia, son factores que reducen el riesgo y fomentan dicha congruencia.
La comunicación de afectos y sentimientos es importante para generar un ambiente de confianza, cariño y apoyo. Informarse para poder hablar de temas difíciles como drogas o sexualidad, es parte de asumir la correcta responsabilidad como padres.
*Dirección de Prevención, Centros de Integración Juvenil.

Colaboración de Fundación Teletón México.
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