Reflexión sobre las Elecciones
Por Camema
Esa es la pregunta que me hago después de las elecciones
intermedias del 7 de junio pasado en las
que mi asombro, mi indignación y mi perplejidad me han dejado con el tema dando vueltas en mi cabeza.
Y que quede claro: para bien o para mal, nosotros los ciudadanos
somos los responsables. Y hablamos de si
se ganó o se perdió como sociedad pero
considerando todo el proceso electoral, además de los resultados en las urnas.
Por supuesto tengo que incluir el aspecto monetario en el
tema pues es la maquinaria.
¿Fueron suficientes o excesivos el periodo para hacer
campaña y el presupuesto asignado a los
partidos? Me respondo que dependería básicamente de la calidad de lo que se
hizo con esos dineros.
Y porqué no,
también de la moralidad y legalidad con que se manejaron.
Para empezar, hacer “campaña” desde antes del periodo
reglamentario es ya un acto con dolo, es tomar ventaja injusta por más
“disimulada” que sea. Pero también hacerla en época de veda a través de los que son “dioses de barro” para la población es un cinismo, una
sinvergüenzada.
Pero claro, la ley, por muy reformada ( ¿ o deformada con alevosía?) no contempla éstos y otros aspectos que claramente fueron el
típico “vacío legal” a la mexicana del que los “listillos” se aprovecharon.
De nada sirve el cuestionable pero existente marco legal ,
ni las multas, ni las denuncias ,ni nada.
Con este “modus operandi”, con estos tiempos alargados a la mala,
perdimos.
Ya durante el tiempo reglamentario, me parece que lo
relevante es el contenido. Cuando una campaña no tiene muchos –ojo- objetivos puntuales
que se propongan de forma integral con
claridad en forma , medios y tiempos de ejecución, empezamos mal.
Y, tristemente, yo en lo personal percibí eso: campañas
huecas en su mayoría. El mismo rollo de siempre, frases manoseadas,
pronunciamientos aparentemente enérgicos que ya no tienen significado a estas
alturas pero que suenan bien (para el que quiere oírlas).
El contenido pues, no aportó -ni en cantidad ni en
calidad- ideas novedosas, estrategias creativas ni modelos atractivos que conlleven cambios que necesitamos y reclamamos con
urgencia. ¿ Entonces? Perdimos.
Sobre la moralidad y legalidad, a todos nos queda claro
que no fueron respetadas y relatar la serie de eventos sobre ello nos llevaría
muchas páginas inútilmente. Ahí están, fueron videograbados, documentados y
hasta experimentados en carne propia .
La compra o trueque de votos por mercancías y/o dinero fue
un descaro. La coerción a grupos también
se repitió.
Pero, tanto pecó el que mató la vaca como el que le detuvo
la pata…
La historia entonces no se ha modificado (¿ya es endémico?). No ganamos ni un ápice, al contrario,
perdimos más pues al parecer fue muy rentable violentar la ley (¡ vaya moraleja
!)
Lo más terrible a mi ver es comprobar una vez más que se
sigue manteniendo a la educación en niveles de primitiva labor de eliminación
del analfabetismo y , por ende generando, reproduciendo, la falta de civismo,
la poca o nula conciencia ciudadana, la apatía.
Y si añadimos el gusto de este pueblo por irse al limbo
entregando su tiempo al letargo televisivo de contenido telenovelero adormecedor de las neuronas, queda clara la
merma en las capacidades cognocitivas y
de discernimiento. ¿ Es esto resultado
de falta de voluntad ? o ¿de hartazgo? o
¿de ambas?
Algo urge hacer al respecto.
Seguramente en este
fenómeno habrá relación también con el nivel de subsistencia ……….. La reflexión queda en el aire.
A pesar de esto, tengo
que reconocer que una pequeña luz se
asomó cuando un candidato joven, sin antecedentes políticos, sin partido, se hizo de la simpatía y fe de su electorado
al ganar sin presupuesto gubernamental o
privado alguno.
Ese es para mí un legítimo y plausible éxito. Poquito,
pero ganamos.
Y como éste, pero en otras dimensiones, también tuvimos
otros cargos que ganaron candidatos bajo la bandera de independientes (¿sería más correcto llamarlos apartidistas o
sinpartido?) aunque en uno de los casos por lo menos, el combustible privado
fue el sustituto del gubernamental además de que las redes sociales comprobaron
su eficacia como maquinaria de alto impacto.
¿Volveremos a tener casos como éste donde el gobierno sea manejado por la iniciativa privada?, ¿será
éste la muestra real y concreta del
hartazgo de un pueblo, en este caso, el neoleonés?.
Este “experimento” dará la pauta para que, en un futuro,
el formato pueda volver a tener apoyo
entre la población si es que da resultados. Ojalá.
En resumen, ¿el proceso electoral fue exitoso para la
sociedad mexicana?
Me parece que no aunque hay parteaguas como recién
mencioné. Parece que no queremos o no
nos dejan entender y ejercer la democracia aprovechándose de la ignorancia, la
desinformación, la necesidad, la coerción.
Sin embargo, los mexicanos decidimos (a la buena, a la
mala o a la peor) qué gobierno (s)vamos a tener.
Vale la pena tomar en cuenta también que la abstención y
la anulación fueron parte del juego.
Teorías van y vienen sobre la bondad o maldad de estas posturas pero finalmente
son también decisiones que sí afectan el resultado final como quedó comprobado.
¿Hubieran sido los mismos resultados de haber habido mayor participación y
preferencias claras y directas?
También en los partidos estarán analizando si ganaron o
perdieron.
En particular, quiero pensar que el PAN, que tan perdido y alejado de sus
lineamientos fundacionales ha estado en los últimos años, se cimbre y esté
dispuesto a recomponerse, a rehacerse, a recuperar la credibilidad en ese
sector de la población que está decepcionado y enojado.
Que atraiga a la juventud que ya los ve como pieza de
museo sin demasiadas diferencias con su rival de toda la vida y que por ello se
acerca a otras opciones de las que poco sabe y, por ello, les da su confianza.
Quiero pensar que habrá un nuevo liderazgo que , retomando su origen y
principios, resucite como una real fuerza opositora. Si no es así, el futuro es
predecible.
Y no de poca
importancia es el hecho de que muchos cuestionamientos deberán alzar la voz
en estos días sobre la competencia o
incompetencia de la nueva ley electoral y las lagunas que han servido de
trampolín a muchos . Esto no puede quedar así.
Respecto al resultado en sí de los partidos en las urnas
en estas elecciones, yo me quedo con profunda tristeza y desánimo al ver que un
país que ya vió y constató que el partido en el poder está lleno de corrupción, de conflicto de
intereses, de desprecio por la sociedad,
de impunidad, de malhacer ,de dispendio (entre otros) y hasta de impotencia (y quizá complicidad)
ante una nueva ola de criminalidad y sangre de inocentes derramada (43), haya
decidido darle la total vía libre en el poder de legislar.
Hacer las leyes y reformas a su modo, a su conveniencia: han obtenido , les hemos dado , el poder
supremo.
No habrá decisión que la oposición en suma pueda echar
para atrás, no habrá fuerza para llamar a cuentas a algún secretario de
estado/servidor público si no es con la venia de su progenitor. ¿ Pues qué no
queríamos acotarle poder ?. ¿ Qué más necesita pasar en este país para sacar
del poder al viejo partido que de renovado no tiene nada? ….pero eso, es otro
tema.