Laura Costas de Labarthe
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México,
pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, tales como
los Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas.
Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron
por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la era
prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y
mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento,
según sus creencias.
Esta fiesta, que se
convirtió en el Día de Muertos, cayó en el noveno el mes del calendario solar
azteca y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran
presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la "Dama de la muerte"
actualmente "la Catrina". Las festividades eran dedicadas a la
celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
Con la llegada de los misioneros españoles, que tenían la
costumbre de celebrar esta fiesta, se conserva la tradición de los indígenas,
imprimiendo el sello religioso de prender velas y orar por los difuntos, Día de recuerdos,
oración y cercanía con los seres queridos que se han ido antes que nosotros.
Algunas comunidades en México celebran el día 1º dedicado a los
niños y el día 2 a los adultos.
Es impresionante el número
de personas que acuden a los panteones, con flores y ofrendas, rezos y
lágrimas.
También la cantidad de “altares de muertos” que se ponene en las
familias, centros educativos, lugares cívicos, siendo ya famosa la ofrenda que
en la Ciudad de México, se pone en el Zócalo.
Esta hermosa tradición llena de sincretismo, (indígena y católico)
se ha conservado por siglos en nuestro México, a pesar de la influencia de la
celebración del Halloween que, si bien tiene un origen parecido, Hallow Eve, víspera
de la Fiesta de Todos los Santos, no tiene nada que ver con nuestra cultura y
tradiciones.
CONSERVAR NUESTRAS TRADICIONES NOS DA UNIÓN Y RAÍCES COMO PUEBLO
MEXICANO.
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