Es posible que hayamos
tenido el error de
utilizar expresiones que lejos de ser atentas o educadas, distorsionan
la intención de ser amables e incluso, ofenden a quienes nos referimos. Expresiones
como discapacitado, minusválido o ‘persona con capacidades diferentes’, son
algunos ejemplos de esto.
Dora María Moreno Bello, académica de la Facultad de
Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que si bien
es cierto que hay instancias como Inclusión Internacional, la Organización de
los Estados Americanos (OEA) y en México, La Comisión Nacional de Derechos
Humanos, hace falta educarnos sobre el tema.
La experta señala
que, utilizar expresiones como ‘seres especiales’, ‘angelitos de Dios’ o incapacitados,
hace que quienes viven con alguna discapacidad no sean vistos y tratados como
personas, y agrega que cuando conocemos a alguien, sin importar su condición, hay
que actuar como acostumbramos hacerlo.
Dora María Moreno
Bello agrega que, es muy importante entablar una relación respetuosa con las
personas sin importar su condición física y/o de salud, ya que de este modo
toda la sociedad se beneficia y construimos un entorno social que promueve la
inclusión y antepone el respeto hacia todos.
Personas, ante todo personas.
Bajo el sello de la Facultad de Ciencias de la Salud
de la Universidad San Sebastián y el Servicio Nacional de Discapacidad de
Chile, fueron publicadas una serie de recomendaciones sobre la forma adecuada
de referirnos a las personas con discapacidad, que de acuerdo a la condición
varía, es importante habituarnos a ellas:
1. Persona con discapacidad.
2. Persona con discapacidad intelectual.
3. Persona con
discapacidad auditiva.
4. Persona con
discapacidad visual.
5. Persona con
discapacidad psiquiátrica.
Y hay que evitar utilizar expresiones como:
Deficiente, ‘enfermito’, postrado, inválido, paralítico, mutilado, retardado,
loco, trastornado, insano, anormal, entre otras que ofenden y atacan la
dignidad de la persona.
Lo mejor al hablar con una persona o referirnos a
ella, será utilizar su nombre y apellido, y así dejar a un lado sus
características física o condición de salud con la que viva. Es importante
incorporar a nuestra cultura y trato personal, la costumbre de hacerlo de ese
modo y anteponer sin distinción alguna, el respeto a la dignidad humana.
Colaboración Fundación Teletón México
“Sé responsable de tu destino”
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