viernes, 14 de noviembre de 2014

LOS TUYOS, LOS MÍOS Y LOS NUESTROS


Natalia Bojorge





Nadie duda del desafío que implica, tras vivir una separación o un divorcio, iniciar el proyecto de una familia con una nueva pareja y busca integrar a los hijos propios y/o de ambos a ese propósito. 

Hans Olvera, académico de la Universidad Iberoamericana, explica que uno de los grandes retos de este modelo es que a partir de que la pareja escala a un estatus de familia, no sólo comparte la esencia del afecto, compromiso y el amor entre ellos, también el rol de padres frente a los pequeños, sin importar de quién sean los retoños.

Sí, acepto

“Cuando me casé, Tania tenía 4 años y los hijos de Francisco eran ya adolescentes y vivían con su madre, por lo que cuando quedé embarazada de Rodrigo, nuestro hijo, el problema fue explicarles a los cuatro que tendrían un hermano con el que no compartían a uno de los padres. 


La situación fue difícil de entender para los hijos de Francisco y para Tania, más que el nacimiento del bebé, fue el hecho de crecer con un apellido paterno distinto al del resto”, comenta Gloria quien lleva más de 16 años de matrimonio y agrega: “Ella siempre supo quién era su papá, aunque él ha estado ausente, la situación es así: para ella su padre biológico es uno y a quien vive y quiere como tal es a mi esposo”.


                                         Además, explica que para todos hubo un claro proceso de adaptación tras el nacimiento del bebé: “Francisco y yo tuvimos que aprender el modo de administrar el dinero para cubrir con la manutención de todos. No fue fácil como tampoco, el manejo de algunas situaciones que eran sensibles para algunos, como son las celebraciones de cumpleaños, eventos escolares, reuniones familiares… recibimos por un tiempo terapia familiar y eso nos ayudó mucho. Los hijos de mi esposo ven con cariño a Tania y a Rodrigo, y aunque no los aman como hermanos, sí les tienen ese cariño que sólo con la familia se adquiere”.

Vida emocional

Hans Olvera explica que la imagen paterna y materna se puede enriquecer por más de una persona, como son los abuelos o tíos, y enfatiza que esto genera coherencia entorno a los límites afectivos en la vida emocional de los niños, así como también la fortalece. 

Para finalizar, destaca que es importante retomar la concepción de familia como un grupo de personas que conviven en un mismo espacio en el que existe una jerarquía y subraya que es necesario evitar que los hijos perciban la falta de autoridad por parte de la pareja de su madre o padre (según sea el caso), para evitar por un lado que tengan confusión sobre su rol y por otro, padezcan inestabilidad emocional.


La conformación de una familia siempre significa un gran desafío, de acuerdo a la edad e historia, tanto los padres como los hijos tendrán tareas distintas por resolver, adaptaciones por experimentar y etapas por conocer; no obstante, serán privilegiados si logran hacer que lo que un día fue el anhelo de tener una vida en común, se convierta en un círculo de amor y seguridad para todos.

Cifras
En nuestro país hay tres tipos de hogares predominantes, su distribución es:
  • 70.9% son hogares que se componen por la pareja conyugal con hijos o bien, con uno sólo de los padres con los propios.
  • 26.5% son hogares ampliados, formados por un núcleo y algún otro familiar como pueden ser abuelos, sobrinos, tíos, etcétera.
  • 1.5% son hogares en los que además del núcleo y otros familiares,  también cohabitan personas que no guardan ningún parentesco con el jefe del hogar (familias compuestas).
Fuente: Encuesta a propósito del Día de la Familia, Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), 2013.

Colaboración Fundación Teletón México
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