Es muy importante la
participación de los abuelos en la educación de sus nietos. Los abuelos ya están en un plano
muy distinto de su historia de vida, vivencias recorridas y la gran mayoría cuenta
con más tiempo y menos presiones de una rutina por cumplir.
Aquellos ayeres de estrés quedan
atrás dando paso a un presente en el cuál al tratarse de nietos muestran la
faceta más tranquila, benevolente y conciliadora lo que es seguro
una muy contraria a la que vivieron en
su rol de padres, pues cuando se trata de
convivir con los nietos reina la dulzura y la paciencia.
Por supuesto que al no sentir la
enorme presión de “tener” que formar hijos, implementar reglas y hacerlas
cumplir se dan ahora la oportunidad de ver y tratar a los niños sin apuros, sin exigencias y sin demandas.
Siempre los abuelos han tenido un
lugar importante en las familias y en toda nuestra cultura pues son un cofre de
tesoro, todo un compendio de experiencias tan variadas que enriquecen a las
generaciones que vienen adelante de ellos.
En nuestra época han tomado otro
matiz pues se les incluye mucho en la dinámica familiar como tutores o
educadores si no es que como parte de la familia con la que muchos niños viven.
El hecho de que papá y mamá salgan por igual al campo laboral ha generado esta
inclusión del abuelo quedando muchas veces con responsabilidad directa y completa de los
nietos.
Aún cuando ellos ya educaron, ya
trabajaron y ya se desvelaron están dispuestos a apoyar a sus hijos.
A
pesar del importante papel que abuelos
desarrollan, no están exentos de críticas. Se suele decir que miman o
sobreprotegen a los nietos.
Puede
que algo de esto sea cierto, pero, ¿sólo sobreprotegen los abuelos? Existen
muchos niños que no tienen límites incorporados y en cuya educación no
participan los abuelos.
¿No
será que, tanto los padres como los abuelos, tenemos dificultades a la hora de
mostrarnos firmes? Los abuelos aun lo tienen más difícil, pues, a veces, se
encuentran con unos nietos exigentes y que no les obedecen; esto choca
frontalmente con el modelo educativo que ellos implementaron décadas atrás.
Ante esta situación los abuelos se sienten un poco atrapados y con escaso
margen de maniobra. A la hora de educar lo óptimo es que todas las personas
adultas que intervienen, lo hagan con los mismos criterios, pero en la práctica
resulta complicado.
Reconocemos
que los abuelos hacen lo mejor que saben y pueden, y en ocasiones están
abiertos a platicar sobre los detalles que darán pauta a la educación que queremos
implementar con los hijos, puede resultar muy enriquecedor pedirles su
colaboración y hacerlos parte de las medidas disciplinarias que se toman en
casa para entonces formar un equipo en sintonía en torno a los hijos.
Fomentemos
considerar y valorar mucho más a los abuelos, pues son ellos quienes les
“regalan” tiempo a sus nietos, aportan su experiencia y son un referente
afectivo importantísimo para ellos, dándoles cariño a manos llenas siempre de
manera incondicional.
Psic. Mariana Cardosa Garza
Apoyo psicoterapéutico
niños y adolescentes
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