Por Laura Costas
Es
frecuente saber por los medios, de eminentes maestros que reciben,
merecidamente, reconocimientos a su labor como educadores. Sin embargo, son
contadas las ocasiones en que alguna maestra de educación preescolar es
reconocida públicamente.
Quizá
tengamos pocos recuerdos de cuando éramos pequeños, pero seguramente muchos
recordamos a la "Miss", a la "Seño", a la "Maestra" que nos recibió por primera vez
en el Kinder, a la que nos enseñó a leer y escribir, a la que llenó de cariño y
alegría esos años especiales de la infancia.
Robert Flughum, en su libro "TODO LO QUE NECESITO
SABER, LO APRENDÍ EN KINDERGARTEN" comenta que las Maestras de Educación Preescolar, nos eneñan todo
lo que necesitamos saber en la vida:
Compartir,
no golpear a los compañeros, poner las cosas en su lugar, limpiar nuestro desorden, decir “lo siento” , “por favor” y
“gracias."
Cantar, bailar, reír, dibujar, cuidar la
naturaleza, participar, ser justos y honestos con los demás. Tantas cosas más
que crean hábitos de cortesía, respeto y sana convivencia.
Se
sientan en el suelo para descubrir a sus alumnos el maravilloso mundo de los
cuentos y los libros, construyen castillos, se ensucian las manos para jugar plastilina y barro con ellos.
Juegan
con pistolas de agua en el campamento,
se disfrazan de “hadas madrinas” o de “súper héroes” en las representaciones.
Así,
sin darse cuenta, los niños adquieren habilidades y el desarrollo adecuado para
su edad como coordinación psico-motriz, interés por descubrir e indagar,
desarrollo cognitivo y aprendizaje de lecto escritura. Todo esto les permite
dar el paso a la primaria con una preparación humana y emocional adecuada para
tener éxito.
Un homenaje y un reconocimiento a todas las educadoras de preescolar
que hacen felices a los niños, y contribuyen a su desarrollo en la etapa
fundamental de su vida.
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